jueves, 15 de diciembre de 2016

Un simple pin

Le compré un pin, un pin de Spiderman, de esos que a él le gustan, de esos que se que a él le gustan.  Sólo es un simple pin, como cualquiera de esos miles de millones de pins que existen.
Tiene el logo de Spiderman y el clásico fondo rojo con azul.
"Es un simple pin. " Me repito constantemente, pero en el fondo se que quiero dárselo, en serio que quiero. Así que aprovecho cuando él esta distraído con sus amigos. Veo alrededor y descubro que nadie esta cerca de esa mochila azul marino bastante simplona, y sin que me arrepienta, abro el primer condominio que encuentra y meto de lleno el pin. Sin tener la menor idea de que alguien me haya visto o no, apresuro el paso y me voy al lugar más alejado de la escena del crimen. Listo ya lo hice.
Si él abre la mochila, donde tiene sus cuadernos y su estuchera tamaño godzila, encontrara mi regalo, así que espero pacientemente a que empiece la clase de Geografía para que lo pueda ver.
5 minutos.
10 minutos.
12 minutos.
Entra puntal la profesora Laura Jimenez, con su regla de un metro, que nunca la ocupa, pero siempre la trae y su clásico corte ondulado que ni le llega a los hombros, saluda a todos:
-Hola mis niños.-dice y muestra su enorme trasero para acomodar los plumones y así dar la clase.
Todos, como era de esperar, se van apresurados a sus respectivos asientos, para "poner atención a la clase"
Veo disimuladamente como abre su mochila para sacar los apuntes de Geografía y por fin veo su cara al ver el pin de Spiderman. Confusión. Intriga. Excitación. Sorprendido. Feliz. Sospechoso. Misterioso.
Echa una mirada al salón para ver quien se lo regalo y antes de que llegue a mi lugar yo aparto la vista y hago como que le pongo atención a la señora Jimenez. Cuento en mi cabeza, y hago un aproximado de cuanto se tardará en que él vea a todo el salón y según mis cálculos debo mirarlo justo...¡ahora!
Ya no esta de misterioso, viendo ese regalo que alguien le dio.
Veo que se lo puso, y por mis adentros estoy muerta de felicidad. No sabe que soy yo quien le dio el pin, pero estoy feliz. ¡Feliz, feliz, feliz!
Pero él siente la mirada de alguien, y sin si quiera haberlo previsto, él voltea a verme y ¡ve mi cara de felicidad! Él ve que estoy mirando el pin. ¡Rayos y centellas!
No hace falta ser tan inteligente como para llegar a la conclusión más lógica: Yo le di ese pin.
Ahora lo sabe y yo estoy muerta de los nervios. "Tierra, por favor trágame"
Todavía no aparta la vista de su inquisidora mirada, suponiendo que esta pensado en el pin y en mi, en mi y el pin.
Tiene el ceño fruncido, se esta mordiendo los labios y su delicada mano juega con su lápiz que no a escrito ni mu de lo que la maestra a puesto en el pizarrón. (como yo)
Él sigue sin expresar nada. Ya lo sabe. Ahora sólo espero su repuesta.
Tic, tac, tic, tac, tic, tac
Sigue sin moverse al igual que yo.  ¡Por fin algo de él se mueve! Son las comilluras de su boca empiezan a elevarse, ¡ESPERA! ¿ESTA SONRIÉNDOME? miro su boca, y sip, efectivamente lo esta. ¿Sonrisa burlona o sonrisa feliz? Antes de que decidiera, él mueve sus labios diciendo "Gracias"
Abro mis ojos como platos y me dirijo abruptamente hacia enfrente, pero se me hizo de mala educación , así que lo volví  a ver y él ya lo estaba haciendo. Asentí con mi cabeza, diciendo "de nada"
Y él me dedico otra sonrisa.
-¿Qué espera para escribir en su cuaderno señorita?- la voz grave de la maestra me llama la atención. Rompiéndome la burbuja de mis fantasías.
-Este...nada.- abro mi cuaderno y me pongo a escribir frenéticamente las cosas.
Al acabar por fin la clase de Geografía, volteó a verlo de nuevo y él esta con sus amigos riéndose.
Nada a cambiado. Pero de pronto él se voltea, me cacha viéndolo (para variar) y me vuelve a sonreír. Le dice algo a sus amigos y se dirige hacia a mi.
-Hola.- me dice.
-Hola.- le digo.
Ambos nos sonreímos, y no se por qué, pero siento que esto va ser el principio de un algo. Y por alguna razón no pienso huir esta vez de esto.
Y quién pensaría que pon un simple pin de Spiderman empezó todo esto, llamado: Hablarle a tu crush, sin pena y sin nervios. ¡uff!





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